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Título: El lejano país de los estanques
Autor: Lorenzo Silva
Año: 1995
Sinopsis
El cuerpo desnudo de una joven austriaca pende atado de las manos en un chalet mallorquín. Ni los signos de violencia, ni la pestilencia de una muerte estival ocultan su inquietante belleza. En el revólver hallado en la basura abundan las huellas de una sesentona suiza de fama libertina, pero la vida turbia de la joven, Eva Heydrich —un ser irresistible consagrado tanto al placer como a la destrucción—, sugiere que la sencillez del crimen es tan sólo la punta de un iceberg. En Madrid, la Guardia Civil confía el caso al experimentado sargento Rubén Bevilacqua, o «Vila» para sus compañeros, ex-psicólogo desempleado para quien Jung era sólo un aficionado, y a la inexperta agente Virginia Chamorro, cuya eficacia policiaca será puesta a prueba por primera vez. De incógnito entre nudistas teutones, turistas desenfrenados y mafiosos locales, Bevilacqua y Chamorro se adentrarán en el reverso oscuro de una apacible urbanización mallorquina tratando de desentrañar los últimos días de la joven asesinada. Con esta novela, Lorenzo Silva da inicio a las andanzas policiales de una atípica pareja de guardias de la Benemérita.
Opinión personal
Con mi recién estrenada paternidad, el tiempo de lectura se ha visto reducido drásticamente. Es por ello que, más que nunca, debo elegir bien las lecturas con su calidad y por su extensión (cuando tengo poco tiempo me gusta leer libros cortos) y que, a ser posible, me ayuden en la escritura de mi próxima novela negra. En ese espectro entra «El lejano país de los estanques» de Lorenzo Silva, una novela policiaca que nos pone de nuevo en la piel del irónico sargento Bevilacquá y su ayudante Chamorro.
La peculiar pareja tienen que resolver el asesinato de una imponente Eva Heydrich, una joven austriaca que muere en un chalet mallorquín. Una joven que, a medida que avanza la investigación, irá revelando su cara más oscura.
De Lorenzo Silva sólo había leído «El alquimista impaciente», libro que me pareció muy bien escrito, entretenido y que era algo más que una simple novela policiaca. Con ese precedente me lancé a por esta novela y la verdad es que el resultado ha sido igualmente satisfactorio.
La novela fluye bien y para nada es previsible. Silva va dejando falsas pistas, detalles que te hacen dudar sobre la autoría del crimen pero sin llegar a aturullar. El final no es forzado y cobra sentido cuando Vila se lo explica al brigada Perelló (buen personaje este último).
Otra cosa que me ha gustado ha sido el ligero aire nostálgico de esos veranos que marcaron nuestras vidas que destila la novela. Unos veranos de épocas pasadas en los que podían ocurrir los sueños más maravillosos o la más terrible de las pesadillas.
Me dije que siempre que concluye un verano se nos muere un pedazo del niño que uno ha sido.
Conclusión
Un buen libro, entretenido y de fácil lectura que hará las delicias de los amantes de las novelas policiacas.