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Guión: David Webb Peoples, Hampton Fancher (Novela: «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» de Philip K. Dick)
Reparto: Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Daryl Hannah, Edward James Olmos, Joanna Cassidy, Brion James, Joe Turkel, M. Emmet Walsh, William Sanderson, James Hong, Morgan Paull, Hy Pyke
Año: 1982
Sinopsis La acción transcurre en el año 2019 en la ciudad de Los Angeles. A Rick Deckard, un ex policía y experto «blade runner», le encargan la misión de perseguir a unos replicantes, seres humanos creados por la ingeniería genética llamados Nexus, que son utilizados como esclavos. El problema es que no pueden ser diferenciados de los humanos y muchos de ellos han conseguido llegar a la Tierra de forma ilegal. La misión de los «blade runners» es localizarlos y eliminarlos.
Opinión personal [OJO, SPOILERS] Dentro del #RetoDistópico propuesto por greenpeeptoes en su blog me animé a revisionar este clásico de Ridley Scott de la ciencia-ficción. Para ello he elegido la versión final cut en la que se eliminó la voz en off (una pena porque personalmente me encantaba). Antes de nada he de decir que «mi primera vez» con «Blade Runner» fue curiosa ya que primero jugué a la aventura gráfica que salió para ordenador hace casi 20 años. Más concretamente en 1997. Más adelante, y con esa atmósfera tan particular impregnada en mí, vi la película. Y lo que todavía tengo pendiente es la novela. Aunque tengo entendido que no se parece mucho a la adaptación que hizo Scott. Poco puedo añadir que no se haya dicho ya sobre esta magnífica obra de arte como en este maravilloso artículo. Y es que, sin duda, su mayor virtud es la humanidad que destila por sus cuatro costados. Y no deja de ser contradictoria esta frase cuando el argumento principal gira entorno a la práctica imposibilidad de distinguir a los androides de los seres humanos. Precisamente esta fina línea que separa ambas formas de vida es la cuerda sobre la que camina la historia. ¿Cómo distinguir a un humano de un androide capaz de amar, odiar o soñar? ¿Acaso no son esos sentimientos lo que nos convierte en humanos? ¿O la «humanidad» es una mera etiqueta sin dueño para definirnos? Ridley Scott intenta dar respuesta o por lo menos sembrar las preguntas a través de un protagonista que se dedica a retirar (eufemismo de matar) a los nexus mientras en su mente germinan dudas sobre su propia humanidad («Oye, ese test vuestro de Voight Kampff …. ¿Te lo has hecho a ti mismo alguna vez?», le pregunta Rachel a Deckard)
La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Y tú has brillado con muchísima intensidad, Roy. Mírate. Eres el hijo pródigo. Eres todo un premio.
Y no es Deckard el único que juega a sembrar dudas: Gaff (el ayudante del comisario Bryant) o el propio Eldon Tyrell son personajes ambiguos; más robóticos en apariencia y actitud que los propios robots. Sin duda, el culmen de esa diferencia de humanidad imposible de discernir es la escena final, en la que el propio Roy Batty, el supuesto malo de la película, termina salvando a Deckard incluso después de que este hubiera matado a Pris, la pareja de Batty, demostrando así su humanismo mientras desnuda sus sentimientos con «cosas que vosotros no creeríais…». Otro de los puntos que me enamoró de la película fue la ambientación. Unos escenarios que soportan perfectamente el paso del tiempo y una atmósfera asfixiante (cargada de lluvia, gente y oscuridad) que acentúa la sociedad distópica en la que conviven los que no pueden pagarse una vida mejor (la humanidad está huyendo a las colonias exteriores).
Especialmente memorables los apartamentos Bradbury.
Las interpretaciones son maravillosas. Un Rutger Hauer sublime (y qué decir de esa voz de Constantino Romero…), unas Sean Young y Daryl Hannah más que aceptables y unos secundarios magníficos (especial mención al desaparecido Brion James). Mi única duda tiene que ver con Harrison Ford. Y es que sabiendo que «Blade Runner» no está entre sus películas favoritas, no termino de saber si su aspecto robótico a lo largo de la película es fruto de su desidia o de una interpretación fantástica…
No sé por qué me salvó la vida. Quizás en esos últimos momentos amaba la vida más de lo que la había amado nunca. No sólo su vida: la vida de todos. Mi vida. Todo lo que él quería eran las mismas respuestas que todos buscamos: de dónde vengo, adónde voy, cuánto tiempo me queda… Todo lo que yo podía hacer era sentarme allí y verle morir.
Deckard, voz en off.
Conclusión Clásico para ver una y otra vez. Imprescindible. Nota: 9.5/10
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¿¿¿Director Bryan Singer????
La voz en off que tanto te gusta cambia totalmente el significado de la película, por cierto.
Ups, se me ha ido al copiar-pegar XD. En cuanto a lo de la voz en off, lo sé, pero me sigue gustando más así 🙂