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Título: Todo fluye
Autor: Vasili Grossman
Año: 1963

Opinión personal

Testamento literario, ensayo político, deconstrucción del alma rusa o, símplemente, narración de la propia humanidad. Muchos son los calificativos que se pueden aplicar para describir «Todo fluye» de Vasili Grossman. A lo largo de sus 287 páginas el magnífico autor ruso trata de discernir varios de los problemas que asolaban su Rusia natal y que, desgraciadamente, siguen vigentes en muchas partes del mundo. Y no sólo lo hace a nivel político. Al igual que en «Vida y destino», Grossman intenta desentrañar qué es lo que lleva a personas sencillas: campesinos, ingenieros, profesores, etc. a delatar, engañar, en definitiva, a traicionar a sus propios vecinos y familiares. Todo en nombre del Estado; y cómo ese Estado, erigido para conseguir la libertad del ser humano, se transforma en un monstruo burocrático capaz de devorar lo más valioso del hombre: la libertad.

Todo lo inhumano es absurdo e inútil

Podríamos distinguir tres hilos principales en novela/ensayo:

En primer lugar tenemos (digámoslo así) la parte más humana. En ella se narra el regreso a casa de Iván Grigórievich tras treinta años pasando de campo de concentración en campo de concentración. En esta parte podemos ver el remordimiento, la culpa y la traición encarnada en los diferentes personajes que se va encontrando Iván. Su primo Nikolái, la mujer de este y antiguos compañeros de juventud ven reflejadas sus miserias en la mirada triste y perdida de Iván; como un recordatorio de lo que hicieron, de lo cobardes que fueron.

En segundo lugar Grossman trata de definir el Estado. Intenta averiguar cómo desde unas premisas válidas (encarnadas en la figura de Lenin) el Estado evoluciona hasta llegar a ser lo que fue bajo la dictadura de Stalin.

Por último, y como si de un epitafio literario se tratase, intenta definir el alma rusa. Evocando hechos pasados y recientes, se empeña en saber cuál es el motivo de que el pueblo ruso, su pueblo, haya terminado bajo la dictadura atroz de alguien como Stalin y haya permitido tantas atrocidades a lo largo de su historia.

Personalmente he leído a pocos autores capaces de transmitir lo que transmite Vasili Grossman. También han sido pocos los que han puesto sobre un papel frases tan contundentes y cargadas de lirismo y contenido como hizo él. Por eso «Todo fluye» me parece una muestra más de su genio a la vez que una última muestra de un alma atormentada por la sociedad en la que le tocó vivir.

Por enormes que sean los rascacielos y potentes los cañones, por ilimitado que sea el poder del Estado e imponentes los imperios, todo eso no es más que humo y niebla que desaparecerá

Conclusión

«Todo fluye» es un libro que todo el mundo debería leer. Sus lecciones, cargadas de humanidad, deberían ser de obligada lectura para evitar pensamientos totalitarios y extremistas. Una obra que pasará a la historia como un clásico humanista con todas las letras.

Sólo le pondría una pega. Algo que es habitual en la obra de Vasili Grossman, y es esa «manía» que tenía de dispersar la historia, lo que, a veces, da la sensación de encontrarse ante un collage de historias y textos que parecen no tener relación entre sí. Por lo demás, maravilloso.